miércoles, 27 de julio de 2022

Estrategias de economía circular para disminuir la dependencia del gas ruso


por: Luis Lehmann

Con recursos cada vez más escasos, se acelera la necesidad de impulsar una nueva economía en la cual el consumidor cumple un papel fundamental


El 15 de marzo de cada año se celebra el Día Mundial de los Derechos del Consumidor, fecha instituida en 1983 por la ONU para conmemorar el discurso del presidente John F. Kennedy de 1962, en el cual consideró por primera vez al consumidor como pieza fundamental en el proceso productivo. En aquella oportunidad expresó frases tales como ser consumidor, por definición, nos incluye a todos.

Somos el grupo económico más grande en el mercado, que afecta y es afectado por casi todas las decisiones económicas públicas... Pero es el único grupo importante cuyos puntos de vista a menudo no son escuchados.

Pandemias, aumento del costo de la energía, cambio climático, guerra… Nuevamente, la realidad nos interpela. En un contexto de inestabilidad geopolítica, hoy ser sostenibles adquiere una triple necesidad: no solo ser más eficientes en el cuidado de la naturaleza, sino también generar un ahorro en nuestros bolsillos y al mismo tiempo evitar un condicionamiento estratégico.

La economía circular propone una transición a un nuevo modelo de producción y consumo, en el cual el ser humano, como consumidor responsable, es su pilar. Orientando nuestras decisiones de compra, ejercemos un gran poder, a partir del cual podemos marcar la diferencia.

Tenemos la oportunidad de construir un puente desde la alarma y la necesidad, hacia el querer y el poder. Con ese potencial, por ejemplo, podemos contribuir a disminuir la dependencia del gas ruso (y de todos los combustibles fósiles), al tiempo que impulsamos un cambio en la economía.

Evitar el petróleo, ya no es una opción, sino una obligación. La situación no solo condiciona nuestro clima, sino también nuestra forma de vida, vivir en comunidad, la democracia.
Para pasar a la acción, proponemos diez estrategias de economía circular que podemos implementar como ciudadanos, en nuestro papel de usuarios y consumidores.

Repensar
Sin duda la dimensión más relevante. Reflexionar respecto de nuestra actitud frente a las circunstancias, reevaluar prioridades, reenfocarnos en nuestros valores personales, familiares y culturales, en nuestra relación con nuestro entorno y con la naturaleza, nos permitirá ejercer un mayor control de nuestras necesidades.

Rechazar
Compramos mucho más de lo que necesitamos y usamos. En estos momentos tan particulares, es necesario reforzar la necesidad de evitar el consumo innecesario de bienes y servicios. En muchos casos, más allá de los productos básicos para la subsistencia, tendemos a consumir de más, de forma hedonista, solo para lograr una gratificación momentánea.

Un estudio basado en distintos países reveló que el 82 % de la satisfacción de compra se evapora en el lapso de tres días. Específicamente, debemos intentar restringir o sustituir el consumo de productos que incluyan ingredientes escasos o faltantes, como pueden ser aceites de girasol, harinas, combustibles líquidos.

Por otro lado, de ser posible, debemos optar por productos de estación cuya elaboración sea de nivel local o regional, intentando priorizar al comercio zonal.

Reducir
Aquí podemos hoy marcar una gran diferencia, disminuyendo el consumo de petróleo y sus derivados. El 80 % de la oferta energética aún procede de los fósiles. Debemos mantener, y redoblar el esfuerzo para lograr un objetivo cero emisiones en un futuro cercano.

Si Europa reduce al menos la temperatura en los edificios en un grado, se podría bajar la demanda de gas ruso hasta en un 7 % este año, según indica la Agencia Internacional de Energía. No parece una medida irrealizable.

Reusar
Utilizar por el mayor tiempo posible los productos para no tener que recurrir a materias primas vírgenes, manteniendo sus propiedades originales sin generar residuos. Un ejemplo muy actual, por el alto nivel de contaminación de la industria textil, es darle un nuevo uso a nuestra indumentaria.

Podemos regalar, donar, generar prendas nuevas, y por qué no, también promover los mercados de segunda vida, comprando ropa usada y luego retroalimentando el circuito.

Reparar
Arreglar por ejemplo nuestros electrodomésticos en la mayoría de los casos es más conveniente en término de costo y consumo de materiales (queda aquí mucho por mejorar respecto de la disponibilidad de repuestos y mano de obra…).

Desde ya, conlleva una mayor dedicación e involucramiento (hay que encontrar el servicio técnico adecuado, esperar el presupuesto, que existan los reemplazos, etc.), pero puede contribuir a generar la provisión de nuevos servicios, por lo que es una potencial fuente de nuevos puestos de trabajo, muchos de ellos en el sector minorista y de cercanía.

También implica realizar un mantenimiento adecuado y preventivo, para intentar fomentar su utilización por más tiempo.

Reacondicionar, remanufacturar y reconvertir
También vinculadas a la extensión de la vida útil del producto y sus partes, estas técnicas nos permiten actualizar y restaurar bienes, o usar sus partes, tanto para el mismo uso, como para otro fin distinto.

Reciclar
Si bien no es la estrategia más deseable desde el punto de vista de una economía circular, en la cual debe priorizarse la ecoconcepción o un diseño circular que desde el comienzo de su ciclo de vida prevenga la generación de residuos, tampoco debemos desconocer que estamos en un proceso de transición en el cual la adaptación implica la coexistencia con sistemas preexistentes.

Por ello, la separación en origen para su posterior reciclado permitirá ahorrar energía, tanto en el tratamiento como en el transporte y generar nuevos empleos a partir del desarrollo de nichos de mercado poco desplegados.

Recuperar
Es también un gran desafío, que implica poner en acción e incrementar el conocimiento, ya que implica encontrar soluciones para los productos que actualmente no son reciclables.
Ante la imposibilidad técnica, la valorización energética con metodologías apropiadas puede permitir recuperar la energía contenida en los materiales y disminuir la dependencia fósil.
Y como bonus track, dos estrategias imprescindibles para generar el impacto deseado:

Reclamar
Si bien es condición necesaria, no alcanza con expresarnos como consumidores comprometidos. Es necesario ejercer también nuestra ciudadanía, promoviendo e impulsando una sociedad altruista y colaborativa, demandando empresas responsables y un Estado emprendedor, dinámico e inclusivo.

Resistir
No podemos dar por supuesta la libertad y la democracia. No alcanza con temer o lamentarse. Necesitamos tener un papel activo en proponer un cambio y al mismo tiempo defender los valores esenciales de nuestra forma de vida.

Tomado de:
https://www.eldebate.com/sociedad/20220316/10-estrategias-economia-circular-disminuir-dependencia-gas-ruso.html

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